domingo, 15 de agosto de 2010

Planes

Pienso mucho, pienso demasiado. Sigo sintiendo un hueco en mi interior que debo llenar. Y tengo que ser yo, nadie va a hacerlo por mí. A veces me siento llena de ilusión y otras desesperanzada.

Tengo miedo de que el futuro que espero nunca llegue, porque espero mucho de él. Mientras tanto, intento olvidar y terminar de superar parte de mi pasado, buena parte aún reciente, y aprovechar el presente, que es una de mis asignaturas pendientes. La ilusión mantiene mis esperanzas y me anima a vivir el presente para llegar al futuro que deseo. Aun así, siempre queda el miedo y la incertidumbre, generatrices de ansiedad que trato de evitar por todos los medios.

Soy muy joven, ¿de verdad tengo ya treinta? Yo tengo ganas de soñar, experimentar, disfrutar, siento que me queda tanto que me sitúo mentalmente más en la veintena que en la treintena. Quizá el establecerme no sea para mí, porque me veo muy lejos de elllo, aún creo que puedo cumplir muchos sueños que, en el pasado, esperaba tener ya realizados. Quiero ver más mundo, quiero conocer más gente, quiero ampliar mis horizontes, por mucho reparo que todo ello me dé. Ansío amistades que compartan mis intereses e inquietudes, porque me gusta socializar y también hacer las cosas acompañada, pues al final el disfrute es mayor si se comparte: películas, viajes, salidas, todo mejora en compañía.

El amor, por otro lado, no es algo de lo que huya, pero puedo afirmar que no me preocupa y que, hoy por hoy, prefiero no verme de nuevo en sus garras, pues necesito algo de paz en mi alma y me aterra volver a sufrir. Necesito ser yo mi prioridad, y no otro. Aparte, mi corazón está asolado y no creo que ahora mismo pueda crecer en él ni una brizna de hierba.

En cualquier caso, mientras hay vida hay esperanza, que se suele decir.

No hay comentarios: