jueves, 4 de noviembre de 2010

Tarados

No me interesa la gente perfecta, me fascina la imperfección. Me gusta que detrás de cada persona que conozco haya una historia, me gusta conocer esa historia. Cada individuo no sólo queda definido por su personalidad, también por todo lo que ha vivido, por sus filias y sus fobias, por los problemas a los que ha tenido que enfrentarse y ha superado. Esas son las historias que quiero conocer, historias de heroicidades cotidianas, historias que me llenan de admiración y esperanza, historias humanas.

No existen personas planas, desconfío de las que lo parecen, pues intuyo que ocultan algo, su verdadero ser. Todos tenemos nuestras taras, nuestros problemas, nuestras locuras. Unos han tenido que enfrentarse a mucho más que otros, otros han vivido su historia con mucho más dramatismo que unos. Lo que cuenta es el camino recorrido hasta ser quienes son y las personas que esos caminos les han llevado a ser.

Es evidente que no todos merecen ser conocidos, no todos llegan a ser buena gente, no todos merecen la empatía por su sufrimiento y su dolor. Hay quienes superan sus traumas sólo a costa de otros y ellos no tienen mi respeto ni mi admiración, no merecen que yo (cualquiera) les conozca. Porque todos siempre tenemos elección, incluso cuando creemos que no hay salida; y la elección a veces simplemente consiste en valernos de nuestros recursos y salir adelante o salir del paso intentando hundir a los de alrededor. Pero no es de ellos de quienes quería hablar, sino de la gente interesante, de las personas que enriquecen el espíritu al conocerlas.

Todos estamos tarados, todos sufrimos, y es la manera en que cada uno hacemos frente a los distintos problemas que surjen lo que nos hace ser quienes somos y nos enriquece con lo que tenemos para dar al resto de quienes nos rodean. Quiero conocer vuestra historia, quiero saber quiénes sois. Pero no os sintáis vulnerables si llego a hacerlo, porque sólo así podré conoceros y apreciaros por completo, así podré admiraros y sentirme orgullosa de ser amiga vuestra.

3 comentarios:

fairytales dijo...

Puede que las taras que tenemos vengan dadas por los palos que nos ha ido dando la vida y al mismo tiempo nos hace más fuertes para seguir adelante. Esto es como un niño que nace con un defecto en una pierna o un brazo y es capaz de hacer lo mismo que los demás pero a su manera.
Las taras nos hacen superarnos todos los días, que sepamos que somos capaces de salir del atolladero donde creémos que estamos metidos, pero salir por nosotros mismos. Cuando alguien necesita de los demás, quizás es que no esté tarado y se lo haga para llamar la atención o aprovecharse de la situación y sacar algo de provecho para si mismo.
Un beso.

Claudia dijo...

Bueno, tal vez los que tenemos taras también necesitemos de los demás. Tampoco es malo necesitarlos, a no ser que simplemente los uses en tu beneficio, como tú dices, en cuyo caso no es que esté tarado, sino que tiene mucho morro y poca ética.
Un beso, guapa!

Anónimo dijo...

Aquí esta claro que de taras sabes un rato.... qué tía mas rara...