miércoles, 13 de octubre de 2010

Hoy he comprendido

Hoy he visto la luz y así por fin he comprendido de dónde vienen gran parte de mis problemas con los hombres: de mi padre. Al final, a pesar de todo, Freud no estaba loco de remate, no. Hoy he visto cómo mi padre antepone en sus prioridades a otra mujer que no era yo, su hija, ni tampoco su otra hija, ni la madre de sus hijas (ojalá, pues podría haberlo comprendido), esa mujer es su actual pareja.

Sí, tengo 30 años, pero aún creo que puedo pedir favores y que no es demasiado lo que pido. ¿Cuándo un padre deja de lado su faceta de padre? ¿Cuándo decide que su vida actual vale más que una hija? Estoy bastante confusa, primero por mi edad, segundo por la cantidad de pasta que le cuesto y que quizá me quita mi derecho a pedir un favor (mi conciencia es más grande que yo) y tercero porque creo que lo más que él es capaz con mi hermana y conmigo es repartir dinero, pagar, como sucedáneo del amor y del cariño.

Al mismo tiempo he tenido un dejà vu, pues había cierto paralelismo con situaciones ya vividas en mi vida sentimental, donde mi pareja (o incluso expareja) podía decir sin que le costase un te quiero, podía hacer algunos sacrificios formales en ciertas ocasiones para luego no hacer ninguno emocional, nada que significase un sacrificio real en su modo de vida, un gesto que saliera de dentro si es que éste iba a costarle un desequilibrio interno o ¿quizá alguna regañina posterior? pese a saber y reconocer que hubiera sido lo correcto. Mi padre, sin embargo, reconocer no lo reconocerá nunca.

Sí, no es lo mismo, pero en mi fuero interno según lo procesaba he sentido un puñal, ¿cómo iba cualquiera a sacrificarse si la sangre de mi sangre, el responsable de que hoy viva prefiere un altercado conmigo en vez de una posible (que no segura) incomodidad en su vida? Quizá alguien le calificaría de calzonazos, pero es que yo no he visto a mi padre siendo calzonazos desde que le conozco. Así que es posible, sí, es posible que Freud tuviera razón y que busquemos en la pareja rasgos que nos recuerden a nuestro padre o madre, ya que hoy la asociación de ideas, de momentos en mi cabeza ha sido muy clara y muy amarga.

1 comentario:

fairytales dijo...

hace tiempo que yo también creo que Freud tiene razón con eso de ir buscando el reflejo de nuestros padres en nuestras parejas, y cuando encontramos alguien que no se parece en nada, nos llama la atención tanto que creemos que podemos conseguirlo, pero ni de coña, al final se termina como el rosario de la aurora.
En fin guapa, este finde ando por madrid, si te apetece tomar un café, que es para lo único que me llega...
Te pasas por mi blog y si quieres recoges un regalo de sonrisa, lo cuelgas en los dos blogs, y si quieres lo regalas a su vez.
Un besazo enorme.