domingo, 3 de octubre de 2010

Exceso de responsabilidad

Por qué no podré sentirme simplemente feliz, por qué tendré que darle tantas vueltas a todo, me pregunto. Y es que, que tu formación valga una pasta gansa causa dolor de estómago. A ver, no es que si no costara tanto fuera a tomármelo a guasa o algo, pero que valga la pasta que vale, primero, me da cien patadas cuando hay mejores cosas que hacer con el dinero, sobre todo cuando una no cree en la enseñanza privada habiéndola pública (donde no aceptan traslados de expediente debido a la instauración de los nuevos planes de estudio, todo son facilidades para estudiar como se ve), y segundo, una intenta valerse por si misma en este mundo y al final lo único que adquiere son deudas y más deudas. Sumemos mi complejo de culpabilidad permanente por todo, tenga o no yo culpa de algo y tenemos un cóctel que causa bastante resaca y da un buen dolor de cabeza.

Pero veamos, en realidad, yo lo único que quiero es acabar de una vez mi formación universitaria y poner mi vida en buen rumbo. Es todo tan difícil, o quizá yo hago que lo sea, quién sabe, o que pienso demasiado, que eso también puede ser, o un poquito de todo. Siempre me queda dentro el resquemor de y si sería mejor tomar la otra opción, el otro camino. En este caso, ¿y si fuera mejor seguir en Barcelona, en la pública? Para mi currículum seguramente sería mejor, para el bolsillo, más o menos igual porque lo que se va en Madrid en formación se iría en Barcelona en alquiler y gastos, pero, ay, creo que para mi salud mental sería bastante nefasto. Me siento aún muy blandita y necesito abrigo. Sé que en Barcelona tengo abrigo de mucha gente e incluso puede que más libertad, pero por contra seguiría torturándome la idea de no ser capaz de autofinanciarme, y tendría que vivir día tras día con mi pasado, cosa de la que hoy día no sé si saldría muy airosa.

Así que la suerte está echada. Una vez más quise ir hacia delante y fue demasiado para mí, así que di un pasito hacia atrás, donde sé que hay tierra firme. Espero no defraudarme, pues soy quien más espera de mí, espero tener un poquito de suerte, por toda la que me faltó en el curso pasado, espero seguir teniendo momentos de felicidad como los que he tenido en estos últimos meses, pues ellos son los que me hacen sentir bien y seguir adelante. Paciencia para ir paso a paso y no a saltos es la que generalmente me falta, la incertidumbre me tortura y acabo desquiciada. Últimamente he logrado dominarme en este aspecto, o mejor dicho asumir que todo lleva un proceso que hay que seguir y que no hay ningún árbol que dé frutos recién sembrado. Pero mi tendencia natural es la que es y se hace difícil evolucionar, aunque un pie detrás de otro, quizá llegue a conseguirlo.

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