jueves, 17 de diciembre de 2009

¿Qué sabe nadie? Conclusiones y dependencias

Hoy he pasado un dia malo, acompañando al tiempo reinante, aunque creo que voy llegando a conclusiones.

Antes de nada, me gustaría dejar claras varias cosas. Primero, este blog es sobre mí y en él hablo de lo que invade mi cabeza. Siento mucho si hay a gente a quien le parece que me autocompadezco, que intento llamar la atención, que es un ejercicio de vanidad o que lo uso para meterme con el mundo que me rodea. Sinceramente, soy yo quien me conozco y quien sabe por qué escribo lo que escribo. Y lo que escribo es, en la mayoría de los casos, lo que da vueltas en mi cabeza hasta marearme, de tal modo que ordeno mis ideas y así me llega algo de calma, con lo que me es de ayuda. Tampoco pretendo que este blog hable en exclusiva de lo que me agobia, pero llevo un año bastante malo y eso se ve. También es normal que quizá me extienda más en mis problemas (y no en mis alegrías), pero no porque me guste concentrarme en ellos, sino porque analizándolos y llegando a su motivo y a sus componentes es el método más efectivo que conozco para comprenderlos y solucionarlos si es posible, y si no al menos aceptarlos.

Dicho esto, lo que creo bastante importante, prosigo con mis circunstancias. Este año no ha sido mi mejor año, no. Algo ha cambiado en mí, y algo sigue cambiando. Los cambios que puede experimentar una persona suelen ser sutiles, y sin embargo nos damos cuenta ante un fenómeno acontecido concreto, pues es ahí donde se llegan a apreciar. Lo que quiero decir es que tal suceso puede ser como la dosis desencadenante de una alergia: la alergia no es algo que se dé de forma repentina, pero sí se nota de repente, tras una dosis, aunque para ello se haya requerido ponerse en contacto con el alérgeno muchas veces antes de llegar a ella.

Con lo cual, yo prosigo mi camino. Desde fuera no parecerá tal, pero hoy soy una persona más calmada que hace un par de meses (aunque puede ser que fuera por circunstancias específicas que se hubieran dado concatenadas...) y sin duda llevo menos desesperación en mí que hace un año. Por ello he de alegrarme y no dejar que hechos concretos alteren mi desarrollo personal. Si bien en un momento dado éstos pueden hacerme perder el Norte, al poner de nuevo los pies en la tierra, llego a conclusiones a las que no había llegado antes, pese a que estas conclusiones puedan llenarme de resignación o de temores.

Soy una persona dependiente de quienes me rodean, y según el momento y la gente más próxima a mí, de unos más que de otros. Conscientemente no quiero cargar a los demás con mis problemas, mis miedos, mis carencias o mis locuras, porque cada cual ya tiene bastante con lo suyo y porque puede ser que nadie lo haya pedido. Pero inconscientemente lo voy haciendo hasta que sucede que la persona en cuestión se aleja como si rebotara contra una pared o bien entra a formar parte de mi absurda vida. En cualquiera de los casos, yo no soy quién para precipitar una u otra reacción, pues las relaciones (o las interacciones) sociales son siempre cosa de las dos personas implicadas. Es esta dependencia lo que me genera ansiedad e impaciencia, y me doy cuenta que es como si se tratara de cualquier sustancia física. ¿Cómo me enfrento a ella? Muchas veces he intentado dominarla, pero ya se sabe que cuanto más intentas dominar una dependencia, más ansiedad genera, haciéndome así más impaciente y por tanto más dependiente. Quizá no era el momento otras ocasiones en que lo intenté. Muchas veces he deseado aislarme del todo para no "tener" que depender de nadie, o más bien para autoimponerme un tratamiento de choque ficticio, pues en sociedad es imposible aislarse completamente, aparte de que esto podría generaro sacar a relucir otras carencias de mi personalidad.

Y sin embargo, puede que esté llegando mi momento de madurez en que me desprenda de gran parte de esa dependencia agobiante hacia los demás (y que no me permite vivir tranquila). No digo que haya sucedido aún, pero quizá sea la épocal propicia para intentar el esfuerzo que me permita estar sola (o acompañada) sin tener la sensación de estar encerrada en un zulo donde no veo qué hay más allá, con miedo a que no haya nadie ni nada más y por eso intente a toda costa agarrarme al primer brazo que aparece sin tan siquiera preguntar de quién es.

2 comentarios:

susej dijo...

Super. Por lo que pueda valer, a mi no me ha parecido ninguna de esas cosas que decías al principio.

Y otra cosa. El blog es tuyo y te lo follas cuando quieras. Y te lo dice otro bloguero, que conste.

Claudia dijo...

:)