miércoles, 29 de diciembre de 2010

De todo un poco...

¿Por qué me agobiará tener gente alrededor? Mis momentos de paz son cuando estoy conmigo misma sin hacer nada especial, llevando mi día a día. Nadie me dice dónde poner mis cosas, aunque curiosamente cuando estoy acompañada son los demás quienes más ponen por medio. Creo que es porque a mí me molesta tanto que me impongan el desorden que trato de no imponer el mío a nadie. Vale, he de reconocer que últimamente vivo en un caos y que requiero pensarlo mucho antes de solucionar un mínimo entuerto porque todo requiere para mí un esfuerzo desmedido que no siempre soy capaz de hacer.

Sin embargo, hago vida social y no me agobio, lo paso bien, aunque luego necesite muchas horas para reponerme, aunque esto también es consecuencia de la falta de sueño a la que me someto entresemana, pero creo que poco a poco voy atajando mi falta de disciplina a este respecto. Me encanta trasnochar, no puedo evitarlo, siempre fui un pequeño búho, pero claro, la contrapartida es el cansancio que se arrastra, aparte de los desajustes de horarios y demás desarreglos del sueño. Soy así desde bien canija (aunque de tamaño lo siga siendo).

Es curioso cómo se presenta la vida a veces. No voy a quejarme del momento que vivo, porque si bien no todo me acompaña y aún me encuentro saliendo del cieno en el que estuve, quizá con algunos salpicones que perduran, vivo un momento dulce. Pese a mi caos estoy consiguiendo estudiar con bastante buen resultado, estoy pendiente de que me llamen ya mismo para trabajar, y he conocido a gente estupenda con la que me siento a gusto, que es lo fundamental. Todo esto tras un año en el pozo sin ver a nadie, sin trabajar, sin poder estudiar, únicamente haciendo algún curso en el que raro era el día donde no me sentía ajena al resto. Estoy algo desbordada y siento que me falta el tiempo para todo, pero eso creo que es buena señal, lo prefiero al aburrimiento. Alivia ver cómo no sólo caen hostias, sino que de vez en cuando se abren claros en los nubarrones que dejan ver el sol y el cielo.

Aún estoy saturada y herida. Los pocos amagos para abrirme (al menos en pensamiento lo eran) acabaron revelando engaño y frustración, o al menos una de ambas. La verdad es que no sé muy bien qué imagen doy, qué es lo que atraigo o espanto, o qué aparento querer. Dejémoslo en que soy una persona que trato a los demás con respeto, y eso es lo que espero de los demás cuando tratan conmigo. Mi problema es que no sé qué quiero o puede que ni siquiera esté preparada para saberlo. A veces es muy fácil, notas que algo se te clava, como cuando te tragas una raspa de sardina, y entonces sabes que estás dispuesto a dar un paso o un pasito en alguna dirección, pero en la mayoría de ocasiones depende de lo que cada cual pueda o quiera dar o ceder, o quizá hasta donde desee llegar. Aquí es donde yo digo que no estoy preparada para dar ni ceder y no sé lo que me apetece. Es una situación complicada que hace que dé lo que no debo a quien no lo merece, ceda tarde y a destiempo o simplemente cierre los ojos y me deje llevar por el instinto. Pero, ante todo, intento no herir a nadie, intento ser sincera, pero tampoco quiero amargarme. Es difícil ser sincero cuando uno mismo no sabe qué quiere y es difícil no amargarse cuando intentas no dejarte llevar poniendo límites. Pero así es la vida y así estoy yo, y no siempre uno puede controlar todo milimétricamente previendo las circunstancias y consecuencias. A veces simplemente todo sale del revés, pero no pasa nada mientras sigamos vivos, ¿no?

4 comentarios:

fairytales dijo...

Seguir vivos... Supongo que esa es la cuestión. El ser humano es así de... no sé muy bien cómo definirlo...acoplable, acostumbrable... Nos hacemos a cualquier situación por duda que sea en cuestión de pocos días y lo peor de todo es que cuanto peor sea esa situación más nos acostumbramos a ella y luego no queremos salir de ahí.
La soledad no es buena, somos seres sociables, por tanto el estar sólo no debería de estar en nuestro esquema de ideas y sin embargo hay quien se siente muy agusto estando solo.
En fin, que pasaba para saludarte y fíjate qué parrafada, tampoco me hagas mucho caso que hoy estoy un poco "drogada".
Un besazo.

Anónimo dijo...

Cuando uno no sabe lo quiere, al menos sabe que no sabe, y con esto basta para no involucrar a nadie en sus vorágines interiores.

Claudia dijo...

Anónimo, sé quién eres. La verdad es que no sé muy bien a qué entras aquí. En cualquier caso, ni sabes de lo que estoy hablando, ni te atañe, así que no intentes darme lecciones en cuestiones de coherencia porque te sale la moralina barata.


Fairytales, un besazo a ti también y feliz salida y entrada ;)

Anónimo dijo...

Yo no soy yo, estas equibocada.