miércoles, 29 de diciembre de 2010

Una generación

Por fin consigo centrarme un momento para escribirme algo. Hace mucho frío y ya ha pasado la Navidad, casi llegamos al final del año. Esta vez hay presente un pesar, pues faltó alguien a la mesa que no estaba previsto que faltara hasta que sucedió lo inesperado un día de octubre. Tras su infarto cerebral no habla y apenas se mueve, permanece recluida en un centro donde aparentemente la conciencia la visita de vez en cuando. Yo no tengo vergüenza, pues no he ido a verla desde que la transladaron, aunque es verdad que nunca encuentro el tiempo ni el momento. Para la gran fiesta familiar, Nochevieja y Añonuevo (inseparables por decreto) tendremos otra ausencia, la cumpleañera. El día 26 algo no iba bien, así que ha de permanecer ingresada una semana al menos en observación. Espero que la dejen ir, que no sea otro declive repentino y prematuro. Tengo que conseguir una cámara y grabar lo que cuenta, sus vivencias, sus historias, esas que ya no podrá contar junto a su hermana que ya no habla. El nuevo miembro de la familia aún no se sienta a la mesa. La que estuvo ausente ya no podrá conocerlo, pero como ella, otros tampoco. Miro atrás inevitablemente, pues es época de melancolía, y recuerdo aquellas veces donde éramos más de diez sentados a la mesa, yo era una niña y todo era ilusión y alegría, aparte del frío del invierno. Y ni siquiera hay fotos de aquellas cenas de Fin de Año. Ha pasado ya una generación, aunque no sea yo quien haya cerrado el círculo. En Nochevieja habrá dos bebés que no estaban en la pasada, pero faltarán dos mayores, aunque espero que al menos una de ellas pueda estar para la siguiente. Y aún no me ha tocado la lotería, aunque tampoco es que juegue demasiado...

No hay comentarios: