miércoles, 6 de mayo de 2009

Quien tiene un amigo, tiene un tesoro

Sí, lo sé, es una frase muy trillada y prácticamente nadie se fija en su significado real.

Hay muchos tipos de amigos, tantos como de persona, pero no cabe duda de que un amigo de verdad es algo muy valioso. La gente congenia por misterios de la vida o algo así, aunque digamos que es por afinidad de gustos y caracteres. Luego tú le caes bien a alguien y alguien te cae bien a ti, y si todo va bien ya tienes un amigo para toda la vida.

Todos sabemos quién es amigo y quién no pasa de colega o conocido. Con un amigo quedas tras 2 años sin verte y da igual, parece que fuera ayer la última vez que os vísteis. Tal vez no por la apariencia, pero sí por la complicidad entre tú y él, por la confianza, por el cariño. Un amigo no se olvida, y no es la persona a la que más veas, sino esa persona que sabes que pase lo que pase va a estar ahí por ti. Toleran tus rarezas, tus enfados, tus neuras, porque te conocen y porque te quieren tal y como eres, y eso es impagable.

Pero es que del lado opuesto sucede igual. La relación tiene dos direcciones, y tú le quieres, le aprecias, le aceptas tal y como es aunque algunas cosas te repateen o no las soportes, y estarás ahí por él por los siglos de los siglos.

Porque, ¿qué haríamos sin amigos? Nos hundiríamos en nuestras miserias, nos encontraríamos muy solos, no tendríamos con quién desahogarnos para bien o para mal, no podríamos pagar la mala leche con nadie...

Un amigo no tiene precio.



Dedicado a todos y cada uno (amigos y amigas, que hablo en general) que soportan mis ralladas una y otra vez, y aún me aprecian y me quieren, y me llevan de copas...

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