viernes, 8 de mayo de 2009

Niñez

Empiezo a pensar (bueno, en realidad llevo ya bastante tiempo pensándolo) que la niñez fue la etapa más feliz de mi vida.

Si alguien quiere saber lo que es nostalgia o melancolía puede mirar en el diccionario de la RAE, yo no he sentido lo que realmente eran hasta algún momento en que recordando mi niñez me sentí vacía, como si hubiera perdido algo que sé que nunca más encontraré.

Explicar un sentimiento es bastante complicado. Mis recuerdos no son completamente tristes, sino al contrario, son marcadamente alegres, y sin embargo dejan en mí una mezcolanza de alegría y tristeza, un sabor agridulce difícil de entender. Es la alegría por lo vivido y la tristeza por lo perdido, pero no lo extraviado, sino aquello que ha pasado y ya no podrá volver.

Hay quien describe la década de los 80 como la antítesis del buen gusto, el triunfo del materialismo que todos querían, el lujo y la ostentación, la inseguridad callejera, las drogas y el SIDA.

Para mí los 80 son mi niñez, y lo que recuerdo y sé está representado por el inconformismo social, la generalización del bienestar ciudadano, la proliferación de artes y letras, la recién estrenada libertad y, en resumen, el símbolo de que por fin llegaba aquello por los que muchos lucharon y se arriesgaron.

Todo lo que me trae recuerdos de entonces me hace sonreír: la moda que vuelve, la música, los videoclips, las películas clásicas de mi infancia, y en general toda la iconografía que sigue presente y que olvidamos que nació en los 80.

Sí, los 80 tuvieron carácter, no fueron anodinos. Fue la década de mi niñez y en mi mente y en mi corazón tiene un lugar especial.

Y ahora mismo, mientras escribía estas palabras, he localizado el comienzo del final, la lenta agonía del fin de la década y la continua alegría, el lento despertar al sufrimiento de una niña alegre y risueña que ya entonces daba muestras de un fuerte carácter y lo que serían futuras carencias.

Pero, como diría un "amigo mío", esa ya es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

Un saludo a todos los que, como yo, disfrutaron su niñez en los 80, o en cualquier otra década "especial".

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