viernes, 2 de julio de 2010

Identidad

Hace cosa de año y pico me encontré a mí misma. No es algo extraordinario, cada cierto tiempo me pasa, es inevitable, y además me acaba gustando. En esa ocasión me encontré en mi segunda adolescencia, pero aprovechándola mejor, que la primera fue más un sinvivir que un período de aprendizaje y experimentación (¿o eso se hace en la post-adolescencia?).

Hace poco he vuelto a encontrarme, a centrarme en mí, a reorganizarme y sosegarme. Un momento, ¿sosegarme? Bueno, sí, en muchos aspectos, pero sin embargo parece que esté despertando en mí un monstruo dormido al que yo no conocía, o al menos, no había visto. Me encuentro un poco desaforada y ahora mismo no sé si es mi verdadera naturaleza, a la que no dejé salir antes, o simplemente se trata de la etapa que no tuve la vez primera y que ahora reclama su sitio.

No sé dónde ni cómo ubicar esta nueva faceta de mí misma, no sé aún si se quedará y se hará la dueña y señora dejando otras de lado o desterrándolas para siempre. ¿Qué es lo que me preocupa? Pues que con 30 años mi persona debería estar ya del todo formada y ser bien conocida y, sin embargo, me pregunto si todo esto no será más que otro tópico de esos que sirven para encorsetarse y reprimirse... Casi mejor voy a dedicarme a vivir, que lo otro ya lo he probado y no me satisface demasiado. Pero aún así, ¿y si esa niña inocente, tímida y algo pícara con la que me identificaba plenamente diera paso a otra más despreocupada y hedonista? Seguramente no estaría nada mal, pero me da miedo no reconocerme y quedarme un poco perdida por el camino sin saber dónde agarrarme por no haber pasado por allí antes. Quizá sí esté mayor para estos trotes...

Pese a todo, pese a las vueltas que pueda dar todo esto en mi cabeza, sé que debo dejarme llevar por mi instinto y mis sentidos, porque ya llevo mucho rodado como para seguir negándome a mí misma el experimentar la vida.

No hay comentarios: