lunes, 24 de mayo de 2010

¿Sólo animales?

Dicen por ahí que el ser humano se mueve por instintos aunque luego los ande adornando, y sí, ciertamente ahí están siempre, en lo más profundo de nosotros. Sin embargo, conviene no olvidar que tenemos una mente que piensa también, y que tiene sus necesidades.

En cuanto al sexo, hay quien dice que es el motor de nuestras vidas. Se me ocurre Freud, por ejemplo. Particularmente opino que hay mucho de eso, que está presente en muchas facetas de nuestra existencia, lo que no quiere decir que estemos continuamente pensando con nuestros órganos sexuales...

Pero basta de preámbulos porque yo quería hablar de la seducción y la atracción. Mucho se especula sobre estos temas en cuanto a que es puro instinto, y no hace falta aprender porque se nace con ello. Yo no soy una autoridad en la materia, la verdad, siempre ando bastante despistada, aunque sí creo que sé darme cuenta cuando alguien se queda, digamos prendado de mí. A veces sucede a primera vista, otras veces por un movimiento o un gesto, pero otras tantas es por cómo me expreso o porque ven una chispa que se enciende en mi cabeza, o por un carácter indómito, por defender unas ideas con pasión... En resumen, por cualidades mentales (o personales) que no físicas.

Siendo yo mujer, y siguiendo siempre la estela de que el tema es algo meramente instintivo, supongo que para triunfar en estos juegos tendría que mostrarme dócil, vulnerable y hacerme un poco la despistada, mientras me maravillo del despliegue del macho de turno, ya sea físico o neuronal. Sin embargo eso no va conmigo, soy combativa, llevo la iniciativa si me interesa, y porfío (porque además, la mayoría de las veces que maravillo es sin habérmelo propuesto, pues ya he dicho que siempre ando despistada en estas batallas). Además soy obstinada y me gusta llevar la razón y hacer mi propio despliegue también, pues que me tomen por tonta o insulsa no entra dentro de mis planes.

En consecuencia, tengo que decir que creo que las neuronas también son sexis y que el estímulo mental también despierta el deseo. En mi persona, no tenía la menor duda de ello, pues siempre intento rodearme de gente inteligente, que me estimule, y un posible compañero no es una excepción. Sí, me seduce muchas veces que alguien sea mordaz, rápido, que defienda sus ideas y me combata las mías hasta cierto punto. Pero yo soy algo rara, lo compruebo cuando hablo con otras compañeras de sexo, así que antes de ponerme a observar este fenómeno no sabía hasta qué punto esta debilidad era compartida por el resto de los mortales. Supongo que también depende de lo profundo que uno sea, pues hay muchos tipos de persona y en ello va lo que buscan.

La verdad, me hace tener cierta esperanza, no en mí, sino en el género humano.

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