jueves, 29 de octubre de 2009

Hablar sola

Eso es lo que realmente hago aquí, hablarme a mí misma. Sin embargo, sé que hay gente que lee mis pensamientos. Nunca pretendí ocultarlos, sino compartirlos. Por eso os pido, a aquellos que me leen, que comenten lo que quieran, tanto si es positivo como negativo. Y es que, muchas veces, una echa de menos la conversación, y más cuando pasa por momentos duros, como ahora.

No pretendo ni espero que dejéis ánimos, más bien lo contrario, deseo un contrapunto, una opinión externa, pues en ocasiones una está demasiado ensimismada y olvida cómo era la realidad.

Recuerdo aquellas tardes y noches de botellón en las que debatía con quienes me rodeaban sobre cualquier tema trascendental con el ánimo encendido de quien disfruta del alcohol en buena compañía. Y lo echo de menos. No el alcohol, no, sino el debatir de cualquier tema animadamente, compartir intereses, hablar de lo humano y lo divino como quien bebe agua.

A veces me pregunto cómo he acabado tan sola como me siento. La conclusión depende mucho de mi estado de ánimo. Cuando soy realista, me hago cargo de lo cambiante que es una vida, de que una amistad es cosa de dos, y aunque uno la cultive morirá si el otro deja de regar. Cuando estoy apagada simplemente veo un espejismo de alguien que al parecer ha llegado a resultar odiosa cuando creía ser lo contrario.

Sí, a veces necesito de los demás, por mucho que me cueste y por mucho que me intente aislar para negarme a mí misma que necesite a nadie.

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