viernes, 30 de abril de 2010

La vida sigue igual

Asoma la primavera... o más bien el verano, porque aquí el término medio son unos dos días de transición, y todo va como iba, apenas hay cambios y variaciones. Por supuesto, pasan cosas en mi vida, pero casi nada es reseñable o decisivo.

Tampoco es que yo quiera verme ante algo decisivo, pero debería despertar de esta absurda hibernación y empezar de nuevo a construirme una vida de la que pueda hablar, con la que pueda sentirme bien.

Podría estar mucho peor, lo sé, pero también mucho mejor. Si fuera supersticiosa pensaría que me han echado un mal de ojo o una maldición, pero en realidad no lo soy, así que pensaré que todo el mundo pasa por malos momentos, y que depende del punto de la vida en que se halle se lo podrá tomar mejor o peor. Yo ahora no puedo tomarme bien casi nada, porque sigo bastante hundida, aunque quiero poner remedio, sigo empeñada, y cabezona soy un rato.

Me quedaré con esto último e intentaré no pensar en todo a la vez, como acostumbro, para que no me dé un telele y se me corte la respiración, que ya bastantes hostias da el presente y la realidad como para ponerme yo más cosas encima. Pero la cabra tira al monte y tampoco puedo prometer nada, pues sé lo que me es difícil y se me hace cuesta arriba.

Dedicatorias: a ese amigo que no creo que me lea, pero que se alejó y perdió, por favor, hombre, que ya va siendo hora de que vuelvas, ¡cojones!

Y es que, cada loco sigue con su tema, y es inevitable que uno se coma la olla a poco que tenga sangre fluyéndole por el cuerpo.

PD. Perdón por mi ausencia, es una larga historia, un coñazo y una mierda.